Me sentía insatisfecha, no podía creer que el resto de mi vida se reduciría a un horario de 8 a 5, atendiendo paciente tras paciente, ayudándoles con sus problemas, pero dejando a un lado los míos. En especial mis sueños.
Fue ahí cuando el mindfullness llegó a mi vida, para ayudarme a liberarme del estrés y aprender a disfrutar el momento presente.
No obstante, no era suficiente, después en un momento de inflexión ahí en el abismo, decidí escogerme a mí y dejarlo todo para cumplir uno de mis sueños que era recorrer toda Sudamérica. Tomé mi mochila y me fui a cumplir mi sueño. No fue una decisión sencilla, sentí mucho miedo y no pude lograrlo sola, gracias a mucha ayuda y planificación previa lo hice.
En el transcurso me dí cuenta que algo seguía faltando, cumplía un sueño, si, pero ¿dónde quedaba mi propósito? Después de quince meses y dieciséis días de viaje, regresé con la convicción de que quería hacer más y ya sabía cómo lograrlo.
Durante mi viaje me encontré con muchas mujeres de distintas culturas y nacionalidades, pero muchas compartían los mismos miedos, dudas y malestares, quería ayudarlas a todas y cada una de ellas.
Así que al regresar, encontré en Carla la persona que compartía esa misma necesidad de ayudar que yo, incluso ya lo estaba haciendo.
Ahora era tiempo de llevarlo al siguiente nivel, para cruzar fronteras y que cada una de las mujeres como tu, como yo y como Carla pudieran florecer.